Los lípidos, también llamados grasas, son moléculas grasas. Desempeñan un papel importante en los organismos vivos, incluido el humano, al proporcionar energía y cumplir una función estructural en las células.
Junto con los carbohidratos y las proteínas, son un componente esencial en la fisiología humana, desempeñando diversas funciones biológicas.
Los lípidos en la vida cotidiana a menudo se asocian con las llamadas grasas "dañinas", que pueden tener consecuencias desagradables para el organismo, pero en realidad son vitales para el correcto funcionamiento de las especies biológicas.
Los lípidos incluyen diversos grupos y tipos, siendo el equilibrio entre ellos de particular importancia para mantener una buena salud, así como un aspecto clave en la prevención de varias enfermedades crónicas sistémicas.
En este artículo, conocerás los principales tipos de lípidos y qué papel desempeñan en el organismo humano.
Qué son los lípidos

Los lípidos son un gran grupo de compuestos orgánicos que no se disuelven en agua (hidrofóbicos), pero sí en solventes orgánicos como éter, acetona y otros.
Representan un componente estructural esencial de las membranas celulares de todos los organismos vivos, son una fuente de energía y son biológicamente activos, participando en numerosos procesos fisiológicos y bioquímicos.
Las principales categorías de lípidos incluyen grasas, aceites, ceras, algunas vitaminas y hormonas.
En los organismos, su transporte entre células se lleva a cabo mediante su unión con proteínas en estructuras químicas complejas. Estas se denominan lipoproteínas, lo que facilita su transporte a través de las estructuras de las membranas.
Rol y funciones en el cuerpo
Los lípidos forman parte del grupo de sustancias esenciales que desempeñan roles indispensables en diversos procesos fisiológicos.
Las funciones que cumplen son:
- Fuente de energía - los lípidos, como nutrientes, contienen más calorías por gramo en comparación con los demás (carbohidratos y proteínas). Son la principal forma en que el cuerpo almacena su reserva de energía y pueden convertirse en una fuente de energía primaria durante el ayuno.
- Función estructural - algunos lípidos, como los fosfolípidos, tienen un papel fundamental en la construcción de la estructura de las membranas celulares, siendo responsables de las funciones específicas que estas tienen. Los fosfolípidos mantienen la estabilidad e integridad de las células.
- Rol hormonal - algunos lípidos, en particular el colesterol, son los principales precursores de las hormonas esteroides, entre las que se encuentran las hormonas sexuales estrógeno (en mujeres) y testosterona (en hombres). El colesterol también participa en la estructura de las hormonas de la glándula suprarrenal.
- Termorregulación - los lípidos actúan como aislantes y ayudan al organismo a mantener su temperatura, independientemente de la temperatura del entorno.
- Absorción de sustancias - los lípidos facilitan la absorción de las vitaminas liposolubles A, D, E y K.
- Regulan los niveles de inflamación - algunas ácidos grasos, como los Omega 3, tienen propiedades antiinflamatorias.
Cuáles son los principales tipos de lípidos
Como ya hemos explicado, los lípidos son un gran grupo de compuestos que pueden dividirse en diferentes subgrupos según su estructura, perfil químico y características.
Aquí examinaremos los diferentes tipos de lípidos.
Triglicéridos
Los triglicéridos están formados por tres ácidos grasos unidos a una molécula de glicerol y representan la principal forma de reserva de energía en el cuerpo.
Cuando estamos en un exceso calórico, la energía sobrante se convierte en triglicéridos y se acumula en los depósitos de grasa del cuerpo en forma de tejido adiposo.
Los niveles altos en sangre (conocidos como hipertrigliceridemia) conllevan un mayor riesgo de desarrollar eventos vasculares como infartos y accidentes cerebrovasculares.
Colesterol
Colesterol es otro lípido importante en la sangre. Cumple funciones estructurales y metabólicas esenciales, siendo un componente clave de las membranas celulares y un sustrato para la síntesis de hormonas sexuales esteroides.
El colesterol se divide en dos tipos principales:
- LDL, lipoproteína de baja densidad - más conocido como "colesterol malo". Los niveles altos en sangre (hipercolesterolemia) pueden llevar a su acumulación en las paredes de las arterias, donde forma las llamadas placas ateroscleróticas, que conllevan un riesgo de eventos vasculares y enfermedades cardiovasculares.
- HDL, lipoproteína de alta densidad - también conocido como "colesterol bueno". Ayuda a transportar el colesterol malo de vuelta al hígado, reduciendo así sus niveles en la sangre, así como el riesgo de enfermedades cardíacas.
Fosfolípidos
Fosfolípidos son moléculas lipídicas complejas que son un componente estructural esencial de las membranas celulares y son clave para llevar a cabo las funciones celulares y la comunicación intercelular.
Son altamente polares y, gracias a sus dos polos, forman las membranas celulares de doble capa, lo que permite el transporte de sustancias de cualquier naturaleza a través de las membranas.
Esteroles
El colesterol es el representante más conocido del grupo de los esteroles. Estas sustancias participan en la síntesis de ácidos biliares, vitamina D y hormonas esteroides. Cumplen funciones estructurales en las membranas celulares.
Ácidos grasos
Los ácidos grasos se dividen en saturados e insaturados.
Los ácidos grasos saturados suelen ser de origen animal, y su consumo excesivo puede aumentar el riesgo de enfermedades cardíacas.
Las grasas insaturadas (beneficiosas) son de origen vegetal. Ejemplos de estas son los ácidos grasos omega 3 y omega 6. Los ácidos grasos omega 3 reducen la inflamación en el organismo y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Síntomas de alteraciones en el perfil lipídico

El perfil lipídico en medicina representa la distribución cuantitativa de los diferentes grupos de lípidos en el organismo. Se determina mediante pruebas de laboratorio.
En la práctica, los triglicéridos y el colesterol son los de mayor importancia. Además de su cantidad (para la cual se han establecido normas permitidas), también es importante la relación entre ellos.
Los síntomas de alteraciones en el perfil lipídico rara vez son claros, excepto en casos de problemas prolongados. Al mismo tiempo, los valores elevados pueden llevar a problemas de salud graves.
El sobrepeso o la obesidad se asocia con valores elevados de triglicéridos, a través de la vía alimentaria y mediante la síntesis en el cuerpo a partir de otros nutrientes.
En personas delgadas también se puede detectar un nivel elevado de triglicéridos en la sangre. Esto ocurre con mayor frecuencia al seguir dietas y al descomponer las grasas corporales en triglicéridos.
Como consecuencia de la alteración del perfil lipídico, se presentan muchos problemas cardiovasculares: los niveles elevados de LDL con el tiempo pueden llevar al estrechamiento de las arterias y al deterioro de las funciones de su revestimiento endotelial.
Esto conduce a un aumento de la presión arterial (hipertensión), la aparición de angina cardíaca (dolores torácicos debido a la reducción del flujo sanguíneo al músculo cardíaco), disnea y fatiga con esfuerzos físicos mínimos.
Uno de los síntomas evidentes de la hipercolesterolemia y el aumento de triglicéridos es la aparición de formaciones grasas alrededor de los párpados y los ojos (xantelasmas). Estas son una señal de alarma que debería llevar a las personas a controlar su perfil lipídico.
Resumamos los síntomas de alteraciones en el perfil lipídico:
- Sobrepeso y obesidad
- Aumento de la presión arterial
- Angina cardíaca
- Disnea y fatiga con esfuerzos físicos mínimos
- Formaciones grasas alrededor de los párpados y los ojos.
Factores de riesgo para el deterioro del perfil lipídico

Los factores de riesgo más comunes son los malos hábitos alimenticios y la baja cultura alimentaria del ser humano moderno.
Una dieta rica en grasas saturadas e hidrogenadas y pobre en grasas insaturadas beneficiosas y ácidos grasos omega-3 es una forma segura de desarrollar alteraciones en el perfil lipídico.
El alcohol representa un factor importante que contribuye a un perfil lipídico alterado en millones de personas en todo el mundo. El tabaquismo también es un factor de riesgo que puede aumentar los niveles de lípidos o, más bien, acelerar su acumulación en las paredes de los vasos sanguíneos.
El factor genético también es relevante. Existe una predisposición familiar en la que las personas tienden a desarrollar alteraciones graves en el perfil lipídico, caracterizadas por niveles extremadamente altos de LDL a expensas de valores bajos de HDL. Estos no se ven muy afectados incluso por una dieta adecuada y a menudo requieren la ingesta de suplementos alimenticios e incluso medicamentos especiales (estatinas).
La baja actividad física también puede llevar a niveles elevados de lípidos en la sangre por diferentes mecanismos: menor gasto energético, resistencia a la insulina y otros.
Las personas que toman corticosteroides o hormonas esteroides siempre tienen un perfil lipídico alterado, al igual que los diabéticos.
Preguntas frecuentes

¿Cómo se miden los niveles de lípidos en la sangre?
El perfil lipídico incluye la evaluación de triglicéridos y colesterol (total, LDL y HDL).
¿Qué factores conducen a niveles elevados de lípidos en la sangre?
La predisposición genética, un estilo de alimentación poco saludable, la falta de actividad física y el consumo de alcohol influyen directamente en el aumento de los niveles de lípidos en la sangre.
¿Cómo controlar los lípidos en la sangre?
El control del perfil lipídico se logra manteniendo una dieta saludable, actividad física regular y evitando el consumo excesivo de alcohol y tabaco.
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